Hacia finales del siglo XVIII la villa contaba con una población muy reducida, consecuencia de la expulsión morisca, apenas 223 vecinos, dedicada a las labores agrícolas.
De ello tenemos una cita como testimonio gracias a la labor de Cavanilles en su obra «Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia» (1795-1797), trabajo que le consagró como padre de la geografía y de la Ilustración valenciana y española:
«Orxeta, pueblo de 223 vecinos, ocupados en cultivar lo menos ingrato de su término, que tiene más de dos horas de oriente a poniente entre los de Finestrat y Aygües, y media escasa de norte a sur entre los de Relleu, Sella y Villajoyosa. En las inmediaciones de la población hay cortas llanuras y preciosas hurtas, y en el resto del término varios sitios fértiles entre otros estériles y peñascosos, donde pastan 1@ cabezas de ganado, que rinden 800 pesos. En este término y en el contiguo de Relleu hay mucho yeso y algunas minas de alabastrite; pero en general los montes son calizos. Los frutos de Orxeta se regulan en 800 libras de seda, 200 cahices de trigo puro, 600 del mezclado con cebada, 400 de cebada, 500 de maiz, 50 de habas, lentejas y otras legumbres, 1@ arrobas de almendra, 16@ de algarrobas, 150 de aceyte, 700 de higos, 2@ de frutas, gran parte de melocotones, 1@ cántaros de vino, y varias hortalizas, no solamente para el consumo del pueblo, sino también para vender a los circunvecinos. Es favorable el clima a los gusanos de seda, y por eso los vecinos traen hoja de otros pueblos para hacer mayores cosechas de las que podrían con lo que producen sus huertas.«